2 de octubre. Fiesta de los Ángeles Custodios

Todo el mundo tiene un ángel de la guarda. Al conjunto de todos los ángeles de la guarda se les conoce como los ángeles custodios.

Está a tu lado desde que naces hasta el momento de tu muerte. Nunca estarás en soledad. Pero para que tu ángel de la guarda actúe, le tienes que hablar. Ya en este blog te hemos dicho cómo tienes que hacerlo. Pincha en este enlace si no lo sabes.

Háblale todos los días. Dale los buenos días, las buenas noches, que tu ángel te responderá, tenlo por seguro. Te ayudará en todas tus tareas cotidianas. No temas ser una persona muy pesada porque siempre estés pidiendo. Por eso no se molestan. Al revés, se sienten contentos cuando les encomiendas tareas. Están para eso.

Unos de los ángeles custodios más famosos es el que liberó a San Pedro de la cárcel en Roma. Aquí lo tenemos en una pintura del valenciano Vicente López Portaña (Valencia, España 1772 – Madrid, España 1850). La pintura es por gentileza del Museo del Prado.

Ángeles en el arte – Santo Ángel Custodio de Toledo.

Ángeles en el arte.

En la ermita de El Cigarral de Toledo, se encuentra esta magnífica obra del pintor Vicente Carducho, llamada Alegoría del Santo Ángel de la Guarda. En la pintura podemos ver al Ángel Custodio o Ángel de la Guarda, indicarle, se supone, que al alma de la persona de la que está encargado, el Cuerpo de Cristo, representado en la Sagrada Hostia, que tanta veneración tiene en la ciudad de Toledo (España).

También vemos en la pintura a dos personajes, con máscaras de carnaval. Supongo que el pintor quiso plasmar la importancia de lo sagrado ante lo pagano. El periodo de este pintor es el Barroco. No identifico quién es el fraile, se supone que santo, que se ve en la pintura. Por último, vemos reflejados a la Virgen María, y al Dios católico representado en sus tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo rodeado de múltiples ángeles de todos los coros.

Recuerda que una de las maneras de estar en contacto con los ángeles es hablando de ellos. El arte es una manera de expresarse. Si quieres aprender reiki ángeles escríbeme a alfonso.saborido@gmail.com

Ayudar a terceras personas con reiki ángeles

Ya sabemos por Reiki Usui Tradicional que no podemos dar reiki a alguien que no lo quiere. Presencialmente, es obvio que no se puede. Pero, si tenemos la tentación de hacerlo a distancia para que la persona en cuestión no se entere, tampoco se puede.

Sin embargo, hay una diferencia esencia con Reiki angélico, y es que si se puede. Te lo explico en este vídeo. El resumen es que a los ángeles sí le podemos pedir todo lo que queramos, para nosotros y por supuesto, para los demás.

Adelante vídeo y si te gusta, comparte este post. También si quieres aprender reiki usui tradicional o reiki ángeles, me puedes escribir un correo a alfonso.saborido@gmail.com y si quieres que te añada a mi lista de difusión de reiki ángeles en whatsapp me lo dices también.

Conectar con el ángel de la guarda

Ya decía ayer que para hablar comunicarnos con los ángeles, solo teníamos que pedirlo. No es que vayamos a tener conversaciones, pero si intercambio de ideas. Después de pedírselo, porque hay que pedírselo siempre, ya que ellos, respetando nuestro libre albedrío, sólo intervienen si se lo pedimos, aunque ellos estén deseando. Esas intuiciones, esas ideas que nos surgen de pronto y nos solucionan las cosas que hemos pedido, no son nuestra conciencia. Son ellos, los ángeles.

Y el más fácil para comunicarnos con él, es nuestro ángel de la guarda. El resto de ángeles, están muy ocupado, lo que no quiere decir que sean incapaces de atendernos, pero es que nuestro ángel de la guarda, es el que está siempre con nosotros desde nuestra concepción. Conoce cada segundo de nuestra vida y está pendiente de nosotros cada minuto. ¿Quién mejor que él para eligir comunicarnos? Su oración, la comentaba en el post anterior, pero este precioso vídeo de Armonía del Alma, nos enseña otra manera para prepararnos mejor. Gracias por distribuir esta herramienta.

Ángel de la Guarda

Ángel de la guarda (1656), óleo de Pietro da Cortona wikipedia

Todas las personas tenemos un ángel asignado para que nos cuide desde el momento en que somos concebidos en el vientre de nuestra madre hasta que morimos. Este ángel es nuestro Ángel de la Guarda. Es el que mejor se hace notar porque siempre está con nosotros. Es ese pensamiento bonito que nos llega cuando estamos triste. Es esa sensación de que nunca estamos solos a pesar de estarlo.
Es ese calor que sentimos en la más estricta soledad. Esas intuiciones, esos consejos que nos llegan, esas ocurrencias que son para nuestro bien, vienen todas de nuestro ángel de la guarda. Es sencillísimo contactar con él. Solo hay que llamarle. El no hará nada si no se lo pides. No porque no quiera. Es porque es así. Depende de nuestra voluntad, es la ley del libre albedrío. Pero está deseando que le hablemos y le pidamos. Entonces contestará de miles de maneras. Pero ten seguro que se hará presente.

Le podemos pedir señales. Obviamente, no se nos aparecerá, aunque pudiera hacerlo. Pero sí nos hará saber que está presente. Puede ser que veamos una pluma. Puede ser que pongamos la televisión y lo primero que aparezca sea un ángel. Puede ser que vayas por la calla y veas la palabra ángel por algún sitio. Donde menos te lo esperes, te llegará la señal. Pero tienes que pedírsela con fe. Yo te aseguro que te contestará porque conmigo, lo hace. Es más. Incluso puedes pedirle que te diga su nombre para dirigirte a él. Te llegará su nombre. De mil maneras, pero te llegará. Ten fe.

Una de las maneras de que se nos haga presente, como a todos los ángeles, rezarle mucho. La oración al ángel de la Guarda es normalmente la primera que aprendemos en nuestra vida. Eso nos da idea de su importancia. Lévantate y que sea lo primero que digas. Acuéstate y que sea lo último que digas.

Ángel de mi guarda, dulce compañía. No me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería.

Una manera cristiana de hacer reiki (reiki cristiano)

Tobías y el ángel
ROSALES GALLINAS, EDUARDO
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado

Esta web está escrita para personas que ya tienen un conocimiento de reiki, aunque hago una introducción a la práctica reiki para quien la desconozca.

Para realizar las prácticas que propongo en el libro es necesario estar iniciado en reiki. Mucho mejor si es segundo nivel, porque ya podrás utilizar el reiki a distancia, aunque con primer nivel ya podrías. El mejor nivel para practicarlo sería el tercer nivel ya que trabaja la parte espiritual de la persona.

Si no estás iniciado en reiki te puedes poner en contacto conmigo en alfonso.saborido@gmail.com y te formo y te inicio en reiki. El primer nivel es absolutamente gratuito.

Las prácticas que propongo son eso: propuestas. Tú puedes cambiar todo lo que te parezca.

Esta obra tiene licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0) especificada en https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/deed.es

Soy cristiano y soy maestro de reiki. Llegué al conocimiento de las técnicas japonesas de reiki a causa de la enfermedad de mi única hermana, cáncer, que le producía inmensos dolores. Yo me desesperaba porque no encontraba manera de aliviarla. Los medicamentos no se le podían poner ya tan fuertes, la morfina estaba a tope y tenía que descansar entre una dosis y otra. En ese descanso, el dolor volvía. Una tarde le dolían mucho las piernas y le di un masaje. Yo no sé darle masajes pero le puse las manos y se las pasaba como buenamente podía.

Al día siguiente me dijo que le pusiera las manos otra vez que sentía alivio. No que se le quitara el dolor, pero sí que sentía alivio. Era como el sana sana culito de rana que nos ensañaban nuestras abuelas. Pero soy una persona curiosa y estuve investigando por qué poner las manos puede llegar a aliviar un dolor. Es verdad. Es un comportamiento innato. Cuando te duele algo, te pones la mano. Si te duele una muela, te la pones en la cara. Si te suele la barriga, también te pones la mano. ¿Por qué lo hacemos? Busqué en internet y encontré la técnica japonesa creado por el Doctor Mikao Usui llamada Reiki. Atrajo mi atención y me interesó. Quería aprenderlo. Leí muchos libros, muchas páginas web, pero para poder dar reiki tenía que ser iniciado por un maestro. No conocía a nadie. Miré por mi zona en internet y los precios eran carísimos. Fuera de mi alcance, pero tuve suerte, en una localidad vecina, a unos veinte kilómetros de casa, una asociación enseñaba reiki gratis. No me lo podía creer. Fui con mi pareja y cuando entré por primera vez no era consciente de que estaba ante uno de los regalos más grandes que me ha dado la vida.

Empecé a formarme y llegué hasta la maestría. Te das cuenta de que nunca terminas de aprender. Leyendo de aquí y de allí. Viendo como hay muchos más tipos de reiki en los que no puedo iniciarme porque no puedo pagarlo, pero con mi Reiki Usui Tradicional tengo suficiente.

De todos los tipos de reiki que encontré, me llamó la atención uno especial que trabajaba con los ángeles. Eso me gustó, porque yo soy cristiano. Cristiano por convicción, no por costumbre. Soy cristiano porque conozco el Evangelio y creo que el modelo de Jesús para la vida humana es el mejor que existe. Tengo arraigo católico. Vivo en el Sur de España y aquí es la religión católica la más extendida. En ella me crié. He sido siempre religioso, me ha interesado la religión. He pasado por distintas partes de la Iglesia Católica. Desde el Opus Dei hasta una Comunidad Cristiana de Base, que es con la que más me identifico. También he participado de las típicas cofradías andaluzas. Pero con el tiempo, mi fe ha ido madurando a la vez que me he ido retirando de los dogmas y de las cuestiones que tanto la Iglesia Católica o las protestantes no estoy de acuerdo. No es ese el motivo de este libro. Hoy no me considero parte de ninguna iglesia. No voy a entrar aquí en el por qué. Sí creo que todas tienen parte de verdad. Y respeto mucho el trabajo que hacen muchas personas en las distintas iglesias porque es digno de elogio. Todas tienen sus cosas buenas y malas. Como las tiene el mundo. Como las tengo yo.

Pero a pesar de todo, yo nunca perdí la fe. Sigo siendo cristiano y Jesús de Nazaret sigue siendo el faro, la luz que me guía en el mundo. He leído mucho sobre él. Como decía Juan, no habría libros en la Tierra para contar todo lo que hizo. Estoy en continúo camino. Por eso, un día buscando información sobre reiki en internet me encontré con páginas donde se condenaba el reiki y se le consideraba una práctica incompatible con el cristianismo. Me sorprendí. Yo soy cristiano y práctico reiki y no encuentro incompatibilidad alguna. Claro que yo no sigo los dogmas de ninguna iglesia ni sus estrictas normas. Yo solo sigo a Jesús y a su evangelio.

Este libro va dirigido en primer lugar, a las personas cristianas como yo, que se han topado con esta crítica y que les han inquietado y hecho reflexionar. Comparto con ellos mi experiencia y quiero que no se sientan ni culpables ni solos. Reiki es una experiencia maravillosa, como creer en Jesús de Nazaret, en el Señor, es una experiencia más maravillosa aún.

En segundo lugar, este libro también va dirigido a quienes nos condenan. A quienes nos juzgan por practicar reiki y no dejamos de ser cristianos. Pueden así conocernos mejor. Saber qué queremos, que es solo la salud física, emocional y espiritual de las personas. Algo que quería el mismo Jesús. No hacemos nada malo. Al revés, solo queremos el bien.

Uno de las cosas que más me hirió de lo que nos acusan es que invocamos a entes extraños. No. Nosotros en reiki, los cristianos no invocamos a entes extraños. Ni a entes disfrazados. Sólo hacemos la técnica reiki. Por eso, como dije al principio, me llamó tanto la atención el trabajar con los ángeles en el reiki. Yo soy cristiano. Yo creo en los ángeles. Desde chiquitito. Desde que mi madre me enseñó a rezar en mi cuna. Me sé aquella oración de memoria desde chico. El cerebro es sabio y graba nuestras vivencias en un sitio especial para que no se pierda. De hecho, cuando somos muy mayores o sufrimos enfermedades como el Alzheimer, son los últimos recuerdos que quedan para borrarse. Están grabados a bien recaudo. Todavía cierro los ojos y me sale de corrido:

Ángel de mi guarda,

dulce compañía.

No me desampares

ni de noche ni de día

que si no me perdería.

Había otra oración que se hacía en forma de canción, pero sólo recuerdo sus dos primeras líneas:

Cuatro angelitos tiene mi cama,

cuatro angelitos que me la guardan.

Estas oraciones venían en mis primeros libros acompañados de unas ilustraciones preciosas. Fueron las primeras imágenes de ángeles que entraron por mis ojos. Unos bellos seres alados, que acompañaban a niños perdidos. Seres con cara masculina. Eran muchachos.

Esas imágenes se impregnaron en mi cabeza de pequeño y así me los imaginaba. En concreto, aprendí todas las noches a rezar un padrenuestro y un avemaría antes de dormir. Cuando iba rezando me imaginaba a un ángel apuntando en un libro gordísimo todas las oraciones que iba diciendo. Todo ello me servirá para el día del Juicio Final. Como una especie de Currículum Vitae que me fuera a salvar de todos los pecados que fuera a cometer en la vida.

Hoy, a mis 55 años, recuerdo aquello con cariño, porque la visión que tengo de los ángeles actualmente no tiene nada que ver con lo que pensaba aquél niño. Pero aquél niño era yo y siempre queda algo dentro.

Mi fe fue madurando con el paso del tiempo. No he perdido la fe nunca. Pero sí ha cambiado de una manera brutal. Los ángeles, aunque pertenecían a mi cultura religiosa, no eran lo prioritario. Yo rezaba directamente a Jesús de Nazareth. Rezar a Dios me era más complicado de entender. Siempre iba a lo fácil.

Como dije me interesé por el reiki que trabaja con ángeles, pero me di de frente con el problema de siempre: había que pagar para iniciarse en el reiki de los ángeles. ¿Cómo podía entenderse esto? Yo comprendo que se puede pagar por otros tipos de reiki distinto, porque el aprendizaje de otras técnicas tiene su costo. Pero es que rezar a los ángeles, utilizar lo que nos ofrecen, eso ha sido gratis de toda la vida.

De ahí nace este libro también, de contar como cuento yo con los ángeles, con Jesús y con su madre María, a la hora de practicar reiki. ¿Es un nuevo reiki el que yo he inventado? No es un nuevo reiki. Es una adaptación. Es una combinación de mi fe como cristiano y mis oraciones, con la práctica enseñada por el Doctor Mikao Usui. No creo que haga mal. Al revés, jamás he orado tanto y mejor como desde que sé reiki. La oración es fundamental en la vida del cristiano.

Así empezó todo.